Esta ilustración fue realizada como una especie de identi
kit, en base al testimonio de una mujer a la que se le apareció el personaje.
Pocos días después de publicado el libro donde aparece, “Patagonia fantástica”,
nos encontramos de casualidad en una estación de servicio. Le mostré el dibujo
y dijo señalando al Tío Pichú: “ves, era asi el que se me apareció”. Había
cumplido el cometido, registrar su existencia tal como lo describió.
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