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2 - fin |
A los pocos
días del fin de la guerra de la
Malvinas , en 1982, pasé por un quiosco y me llamó la atención
la tapa de una revista de actualidad donde se veía una solitaria cruz de madera
clavada en la nieve y de la cual colgaba un rosario. La imagen me conmovió
profundamente, sobre todo al levantar la vista y comprobar que todo seguía
igual en Buenos Aires: la gente se preocupaba de las cosas de siempre, nada
hacía notar que acabábamos de perder una guerra.
Era la
época en que la revista Caras y Caretas recibía generosamente toda idea nueva
que les pareciera publicable, así que llevado por el sentimiento o la
inspiración, dibujé estas dos páginas confiando en su publicación. Lo sentía como un homenaje a aquellos soldaditos
de 18 años que habían combatido valientemente, allá lejos, solos, entre un frío
mortal y el fuego atroz de la guerra, un combate desparejo contra el Imperio
Británico apoyado por los Estados Unidos. Un intento muy simple, vano tal vez
pero sincero, de que no se perdiera su recuerdo entre el fárrago insensible de
la ciudad.
No fue tan
fácil que se publicara esta historieta, sin embargo. El director, Héctor
Alberto Descalzi y su segundo, Ricardo Hugo Propato, determinaron que no eran
momentos para revolver heridas. Tal vez tenían razón. Por eso me sorprendió
cuando al año siguiente, ellos mismos me pidieron la historieta para publicarla
en el primer aniversario de la guerra. Así fue como al fin vio la luz ¡Soldadito! en la Caras y Caretas N° 2197 de
abril de 1983.
Los
originales se perdieron nunca supe cómo.
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