El ceremonioso paisano de negro
Dicen que en algunos parajes apartados de la cordillera,
donde en un instante no había nada, suele hacer acto de presencia un paisano
vestido de negro. Saludándolo con un gesto cortés, quitándose el sombrero en
señal de respetuoso saludo, desaparece prontamente desdibujándose entre los
recovecos del paisaje. Según parece, se trata de un espectro que agrada de la
gente cordial. Los lugareños sugieren como inapropiado quebrantar el protocolo, huyendo despavorido
por el pánico, ya que la aparición lo puede considerar como un acto hostil. No
existen testimonios acerca de las consecuencias de negarle el saludo, tal vez
justamente porque aquellos que lo hicieron no pueden testimoniarlo.
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