El tintineante sonido de huesos rotos que se
chocan entre sí, delata la presencia de una oveja que vez de andar caminando
debería haber pasado a mejor vida. Aquellos que se la cruzaron afirman que puede
estar poseída por seres maléficos de segundo orden. O bien, como la oveja es un
ser torpe, cobarde e indefenso, puede ser fácil víctima de aspirantes a brujos
que las dejan en calamitoso estado con sus prácticas. Más allá de la impresión
de toparse con una imagen tan lastimera, cruzarse con uno de estos animales no
revierte peligro alguno.
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